martes, 28 de agosto de 2012

La muerte caminaba detrás de él


Miró tras sus lágrimas la fotografía de sus hijas y su esposa junto a él en navidad. Giró sobre su espalda y dijo entre suspiros a la muerte:

¡Hazlo ahora! Por piedad. 

Ésta se acercó y lo envolvió en un abrazo maternal, recogió el brazo derecho,  dejando ver la mano desnuda de piel que colocó sobre su pecho. Su corazón comenzó a dar saltos infinitos y rápidos. Ella le besó las mejillas y su rostro se llenó de sangre. Su cuerpo se agitaba bruscamente y ella lo presionaba contra el suyo infundiendo consuelo. Él buscó sus ojos, le dejó una mirada de agradecimiento y de profundo amor. Caía la noche dentro de sus párpados, el sueño sobre su conciencia que ya jamás despertaría.
Ella le besó los labios y lo depositó suavemente sobre la alfombra. Al entrar la policía, ya sólo descansaba en el piso un muerto de rostro sereno.  

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